Hoy, fiesta del Patronato de Nuestra Señora de Ocotlán, exclamamos como Provincia Eclesiástica: "Santa María, Madre de Dios y madre nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos"
Nuestra Señora libró al pueblo de una epidemia que afligía a la región, mostrando a Juan Diego, de Xiloxoxtla, Tlax., una fuente de agua ganadora.  Al consagrarnos a ella en este día, le pediremos que nos conceda nuevamente la gracia de la salud, como en 1541.
La consagración de nuestra Provincia Eclesiástica Angelopolitanas, integrada por las diócesis de Puebla, Tehuacán, Huajuapan de León y Tlaxcala a nuestra Señora de Ocotlán es un acto de confianza filial: estamos seguros de que Ella, ante la pandemia que estamos padeciendo, intercederá por nosotros y nos alcanzará de su Hijo Jesús la gracia de la salud y de la vida para nuestros pueblos y el mundo entero



Consagración de la Provincia Angelopolitana a Nuestra Señora de Ocotlán

Puebla – Tehuacán – Huajuapan – Tlaxcala

“Vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos”
Santísima Virgen María, Nuestra Señora de Ocotlán,
Patrona de la Provincia Eclesiástica Angelopolitana,
tus hijos de las Diócesis de Puebla, Tehuacán, Huajuapan y Tlaxcala peregrinamos espiritualmente a tu Santuario
para suplicarte que manifiestes nuevamente tu amor y tu ternura: 
“Vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos”.
Una pandemia agobia no sólo a nuestros pueblos, sino al mundo entero;
nos invade el dolor, la tristeza, la incertidumbre... Muchos de tus hijos, Madre,
están enfermos y otros nos han dejado.
Por este motivo, tu pueblo, implora tu intercesión: 
“Vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos”.
Te manifestaste a Juan Diego, de Xiloxoxtla, Tlax., como “Salud de los enfermos”,
ante una devastadora epidemia, en 1541, invitándole a ser “apóstol de la salud”:
“Yo te daré un agua con la que se extinguirá el contagio..., porque mi corazón, sufre al ver tantas desdichas sin remediarlas”. Madre de Ocotlán, como en aquel tiempo:“Vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos”.
Quisiste quedarte con nosotros
y nos has dejado tu hermosa imagen en Ocotlán, donde nos acoges, escuchas
y pides que hagamos lo que Jesús nos diga.
Gracias, Madre, por darnos tu imagen
y el “agua santa”,
signos de la Misericordia de Dios,
que nos alientan a ser discípulos misioneros de Jesús. Por esto te suplicamos:
“Vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos”.
Ante tanto dolor, sufrimiento, desempleo, pobreza, desorientación, temor, violencia, muerte...,
que nos hace sentir pequeños y frágiles,
la Provincia Eclesiástica Angelopolitana,
integrada por las Diócesis
de Puebla, Tehuacán, Huajuapan y Tlaxcala,
eleva su oración confiada
y nos consagramos a ti, Madre amorosa;ponemos bajo tu mirada a nuestros pueblos,
especialmente a tus hijos más vulnerables:
los ancianos, los niños, los enfermos, las mujeres embarazadas, los hermanos de los pueblos originarios, los migrantes,
los que no tienen trabajo ni techo, los privados de su libertad, para que por tu intercesión
nos alcances de tu Hijo la salud y la esperanza.
Madre de Ocotlán:
“Vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos”.
Estrella de la primera y de la nueva evangelización, gran misionera de nuestros pueblos,
sé fortaleza de los moribundos
y consuelo de quienes les lloran;
sé caricia maternal que conforta a los enfermos;
sé compañía de los profesionales de la salud que los cuidan; y para todos nosotros, Madre, sé presencia y ternura;
que en el hueco de tus manos
todos encontremos seguridad
e intercede ante tu Hijo para que termine esta pandemia, que tanto dolor y sufrimiento ha causado
y cuyas consecuencias son adversas
para nuestras familias, la Iglesia y la sociedad.
Alcánzanos la gracia de salir con amor
al encuentro de nuestros hermanos,
venciendo la dureza de nuestro corazón.
Te pedimos con gran confianza:
“Vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos”. 

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