Oraciones de la misa diaria

En el nombre del Padre
y del Hijo 
y del Espíritu Santo.  Amén.


La gracia de nuestro Señor Jesucristo
el amor del Padre y la comunión del espíritu Santo
esté con todos ustedes

- Tú que has sido enviado para sanar a los contritos de corazón,  Señor, ten piedad
- Tu que has venido a llamar a los pecadores,   Cristo, ten piedad
- Tú que estás sentado a la derecha del Padre para interceder por nosotros.  Señor ten piedad.
EN TIEMPO DE PANDEMIA
Esta misa se puede celebrar, según las rúbricas de las Misas y Oraciones por diversas necesidades, todos los días, excepto las solemnidades y los domingos de Adviento, Cuaresma y Pascua, los días de la octava de Pascua, la Conmemoración de todos los fieles difuntos, el Miércoles de Ceniza y las ferias de Semana Santa.
Antífona de entrada Is 53,4
El Señor soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores.
Oración colecta 
Dios todopoderoso y eterno,
refugio en toda clase de peligro,
a quien nos dirigimos en nuestra angustia;
te pedimos con fe que mires compasivamente nuestra aflicción, concede descanso eterno a los que han muerto,
consuela a los que lloran,
sana a los enfermos,
da paz a los moribundos,
fuerza a los trabajadores sanitarios,
sabiduría a nuestros gobernantes
y valentía para llegar a todos con amor
glorificando juntos tu santo nombre.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Oración sobre las ofrendas
Acepta, Señor, los dones
que te ofrecemos en este tiempo de peligro; y haz que, por tu poder,
se conviertan para nosotros
en fuente de sanación y de paz.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión Mt 11,28
Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré, dice el Señor.
Oración después de la comunión
Oh Dios, de quien hemos recibido
la medicina de la vida eterna,
concédenos que, por medio de este sacramento, podamos gloriarnos plenamente de los auxilios del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo
Oh, Dios, protector de los que en ti esperan,
bendice a tu pueblo,
sálvalo, defiéndelo, prepáralo con tu gracia,
para que, libre de pecado y protegido contra sus enemigos, persevere siempre en tu amor.

Por Jesucristo, nuestro Señor

DOMINGO 6
Blanco Domingo XXIII del Tiempo Ordinario MR, p. 437 (433) / Lecc. II 
Otros santos: Zacarías, profeta. Beatos: Liberato de Loro Piceno, sacerdote de la Primera Orden Franciscana; Migue Czartoryski presbítero de la Orden de Predicadores y mártir.
EL VALOR DE LA RECONCILIACIÓN
Ez 33. 7-9; Rom 13.8-10; Mt 18.15-20 

Los conflictos en cualquier colectivo son inevitables. La comunidad eclesial de cualquier localidad no está exenta de problemas internos y externos. Los celos, los abusos de autoridad, el protagonismo de ciertos ministros y servidores genera malentendidos e incomodidades entre los discípulos de Jesucristo. La existencia de problemas es un desafío a la caridad y a la tolerancia entre los cristianos. Por eso el Señor Jesús diseñó y compartió una ruta para vivir como comunidad reconciliada. La discreción, el diálogo, la confianza y el perdón generoso son pilares indispensables para remediar las fallas humanas que generan tensiones y fracturas en la comunidad. En una sociedad polarizada como la nuestra vale la pena tenerlo muy presente. 
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 118, 137. 124 
Eres justo, Señor, y rectos son tus mandamientos; muéstrate bondadoso con tu siervo. 
Se dice Gloria. 
ORACIÓN COLECTA 
Señor, Dios, de quien nos viene la redención 
y a quien debemos la filiación adoptiva, 
protege con bondad a los hijos que tanto amas, 
para que todos los que creemos en Cristo 
obtengamos la verdadera libertad 
y la herencia eterna. 
Por nuestro Señor Jesucristo ... 

LITURGIA DE LA PALABRA 
PRIMERA LECTURA 
Si no amonestas al malvado, te pediré cuentas de su vida. 
Del libro del profeta Ezequiel: 33, 7-9 
Esto dice el Señor: "A ti, hijo de hombre, te he constituido centinela para la casa de Israel. Cuando escuches una palabra de mi boca, tú se la comunicarás de mi parte.
Si yo pronuncio sentencia de muerte contra un hombre, porque es malvado, y tú no lo amonestas para que se aparte del mal camino, el malvado morirá por su culpa, pero yo te pediré a ti cuentas de su vida.
En cambio, si tú lo amonestas para que deje su mal camino y él no lo deja, morirá por su culpa, pero tú habrás salvado tu vida". Palabra de Dios. Te alabamos, Señor. 

SALMO RESPONSORIAL 
Del salmo 94,1-2.6-7.8-9.
R/. Señor, que no seamos sordos a tu voz. 

Vengan, lancemos vivas al Señor, aclamemos al Dios que nos salva. Acerquémonos a él, llenos de júbilo, y démosle gracias. R/. 
Vengan, y puestos de rodillas, adoremos y bendigamos al Señor, que nos hizo, pues él es nuestro Dios y nosotros su pueblo, él nuestro pastor y nosotros, sus ovejas. R/. 
Hagámosle caso al Señor, que nos dice: "No endurezcan su corazón, como el día de la rebelión en el desierto, cuando sus padres dudaron de mí, aunque habían visto mis obras". R/. 

SEGUNDA LECTURA 
El cumplimiento pleno de la ley consiste en amar. 
De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 13, 8-10 
Hermanos: No tengan con nadie otra deuda que la del amor mutuo, porque el que ama al prójimo, ha cumplido ya toda la ley. En efecto, los mandamientos que ordenan: "No cometerás adulterio, no robarás, no matarás, no darás falso testimonio, no codiciarás" y todos
los otros, se resumen en éste: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo", pues quien ama a su prójimo no le causa daño a nadie. Así pues, el cumplimiento pleno de la ley consiste en amar. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor. 

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO 2 Cor 5, 19
R/. Aleluya, aleluya. 

Dios reconcilió al mundo consigo por medio de Cristo, y a nosotros nos confió el mensaje de la reconciliación. R/. 
EVANGELIO 
Si tu hermano te escucha, lo habrás salvado. 
Del santo Evangelio según san Mateo: 18, 15-20 
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Si tu hermano comete un pecado, ve y amonéstalo a solas. Si te escucha, habrás salvado a tu hermano. Si no te hace caso, hazte acompañar de una o dos personas, para que todo lo que se diga conste por boca de dos o tres testigos. Pero si ni así te hace caso, díselo a la comunidad; y si ni a la comunidad le hace caso, apártate de él como de un pagano o de un publicano.
Yo les aseguro que todo lo que aten en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desaten en la tierra quedará desatado en el cielo.
Yo les aseguro también, que si dos de ustedes se ponen de acuerdo para pedir algo, sea lo que fuere, mi Padre celestial se lo concederá; pues donde dos o tres se reúnen en mi nombre, ahí estoy yo en medio de ellos". Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús. 


Estamos llamados a vivir en comunidad y no es fácil vivir sin rivalidades o sin las enemistado y ofensas.  Pero el Señor nos llama a la caridad, a la comprensión, al perdón.  Hay personas con autoridad para advertir a los súbditos sobre sus errores y la urgencia de la conversión.
Lo primero es revisar nuestra propia vida, que debe ser ejemplo para cualquier hermano y tener en cuenta las recomendaciones que Jesús nuestro maestro: habla con tu hermano, busca la ayuda de otro que pueda convencerlo.
Ora por tu hermano, por sus necesidades y por la conversión de su corazón.  Esto es lo que nos toca y no el estar atento a los errores del prójimo.
San Pablo nos recuerda los compromisos de vida que deben caracterizarnos: el cumplimiento de los mandamientos y en especial el mandamiento del amor: quien ama no hace mal a nadie


Vigésimo tercer domingo del Tiempo Ordinario
CEC 2055: el Decálogo se resume en el mandamiento de amar
CEC 1443-1445: reconciliación con la Iglesia
CEC 2842-2845: “como nosotros perdonamos a los que nos ofenden” 

Se dice Credo
PLEGARIA UNIVERSAL 
Pidamos, hermanos, al Señor que escuche nuestras plegarias y atienda a nuestras necesidades. Digamos: Te rogamos, Señor. (R/. Te rogamos, Señor.) 

- Por la santa Iglesia de Dios, que aumente el número de los fieles y todos nos mantengamos en la unidad que nos da el Espíritu Santo.
- Por la paz de todo el mundo, que el amor mutuo arraigue en nuestros corazones y la unidad y la paz sean nuestra identidad de cristianos.
- Que Dios Padre todopoderoso nos purifique de todos los errores, dé salud a los enfermos, aleje el hambre y la guerra de todas las naciones.
- Que el Señor nos conceda perseverar en la fe hasta el fin de nuestra vida y a nuestros difuntos los admita en el reino de la paz y la felicidad eterna.

Señor Jesucristo, que has prometido que el Padre del cielo escucharía la plegaria de los que se reúnen en tu nombre, danos un espíritu y un corazón nuevo, para que, amándonos los unos a los otros, cumplamos de verdad tu ley. Tú, que vives y reinas por los siglos de los siglos. 


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS 
Señor Dios, fuente de toda devoción sincera y de la paz, concédenos honrar de tal manera, con estos dones, tu majestad, que, al participar en estos santos misterios, todos quedemos unidos en un mismo sentir. Por Jesucristo, nuestro Señor. 
Prefacio para los domingos del Tiempo Ordinario. 

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN  Jn 8,12 
Yo soy la luz del mundo, dice el Señor; 
el que me sigue, no camina en tinieblas, 
sino que tendrá la luz de la vida. 

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN 
Concede, Señor, a tus fieles, 
a quienes alimentas y vivificas con tu palabra
 y el sacramento del cielo, 
aprovechar de tal manera tan grandes dones de tu Hijo amado, 
que merezcamos ser siempre partícipes de su vida. 
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. 
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO.- No hay cristianos de primera y de segunda. Todos participamos del único bautismo y hemos recibido el mismo Espíritu. Aunque exista una diversidad de carismas y ministerios todos estamos insertos en el mismo tronco. De ahí que la urgencia de vivir en comunidad, procurando constituir un todo es un valor distintivo de nuestra fe católica. La universalidad y no el sectarismo es lo que honra nuestro nombre de católicos. Con esa espiritualidad podemos cumplir nuestra vocación ciudadana, viviendo como agentes de cohesión social y no de polarización. Quien pretenda vivir conforme al espíritu del Evangelio no puede sentirse parte de los iluminados, ni de los puros. No hay manera de condenar ni desdeñar a quien piense diferente a nosotros. No disponemos de una superioridad moral que nos convierta en superiores a los demás. Nosotros y los otros. Todos tenemos el mismo derecho a expresar nuestras convicciones respetando la dignidad de toda persona. 

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